martes, 5 de marzo de 2013

Viaje al Centro de la Tierra (Voyage au centre de la Terre) - Julio Verne



Título: Viaje al Centro de la Tierra (Voyage au centre de la Terre)
Autor: Julio Verne
Año: 1864
Género: Ficción / Aventura

Guardado en el manuscrito original de la Heimskringla de Snorri Sturluson, que ha encontrado en una tienda, el profesor alemán Otto Lidenbrock descubre un pergamino con un texto cifrado; el autor es un sabio islandés del siglo XVI que afirma haber llegado al centro de la Tierra: Arne Saknussemm.

El profesor Lidenbrock pretende seguir los pasos de Arne Saknussemm, quien afirma haber llegado al centro de la Tierra, y emprende una expedición acompañado por su escéptico sobrino Axel y el impasible guía islandés Hans.

El grupo ingresa por un volcán hacia el interior del globo terráqueo, en donde vivirán innumerables peripecias, incluyendo el asombroso descubrimiento de un mar interior y un mundo mesozoico completo enterrado en las profundidades, así como la existencia de iluminación de carácter eléctrico.

      
Frases

“No hay nada que embriague tanto como la atracción del abismo.” - Axel
“La ciencia, hijo mío, está llena de errores; pero de errores que conviene conocer…” - Otto Lidenbrock
“No faltan envidiosos en el mundo de los sabios...” - Otto Lidenbrock
“¡Ah, mujeres!, ¡corazones femeninos, incompresible siempre!” - Axel
“Cuando la ciencia ha hablado, no se puede replicar.” - Otto Lidenbrock
“¡Vamos!, si te asustas tan pronto, ¿qué dejaras para más tarde?” - Otto Lidenbrock
“Comprendí que su silencio era sólo la manifestación exterior de su mal humor concentrado.” - Axel
“Los hechos, como acontece siempre, vienen a desmentir las teorías.” - Otto Lidenbrock
“La naturaleza parece un cadáver que ha dejado de respirar.” - Axel
“Existe en la Tierra un límite para todas las ambiciones, y no se debe luchar en contra de lo imposible.” - Axel
“Por grande que sean las maravillas de la naturaleza, hay siempre razones físicas que pueden explicarlas.” - Axel
“Lo que debemos procurar es aprovecharnos de los hechos, no explicárnoslos.” - Axel
“Mientras el corazón lata, mientras la carne palpite, no me explico que un ser dotado de voluntad se deje dominar por la desesperación.” - Otto Lidenbrock



      
Personajes

 Axel: narrador del libro, un joven inteligente y sensato, sobrino del profesor Lidenbrock.

 Otto Lidenbrock: prestigioso profesor de mineralogía, tío de Axel y padrino de Graüben. Es quien organiza y dirige la expedición al centro de la Tierra. Es un gran científico y un aventurero.

 Hans: guía islandés de la expedición, un hombre joven, fuerte y valiente.

 Graüben: novia de Axel y ahijada de Lidenbrock.

 Marta: sirvienta de la casa del profesor Lidenbrock.

      

Resumen Detallado (spoiler, incluye el final)

El protagonista de la historia, Axel, reside en una vieja casa situada en la Königstrasse, en Hamburgo, junto a su tío Otto Lindenbrock, un prestigioso profesor de mineralogía a quien describe como un hombre temido por su fuerte carácter pero muy original, su prima Gräuben (de quien está secretamente enamorado) y su anciana sirvienta, Marthe. Un día el profesor le llama a su despacho, donde le enseña un manuscrito de gran valor del Heimskringla, de Snorri Sturluson. Pero ese libro esconde una gran sorpresa: un pergamino de origen rúnico que oculta un mensaje secreto. Tras muchos esfuerzos y gracias a un descubrimiento casual de Axel, lograrán descifrarlo. En él, un alquimista islandés llamado Arne Saknussemm revela cómo llegar al centro de la tierra. El profesor, eufórico, decide ir al lugar indicado en el pergamino junto con su sobrino Axel. Éste se niega, pues piensa que es una hazaña irrealizable, ya que la temperatura aumenta 1º por cada 60 pies de profundidad bajo la superficie del Globo. Pero el profesor decide que deben ir:

Axel está muy asustado y no quiere ir, pero no tiene otra opción, y salen hacía el punto indicado en el pergamino: Islandia. Tras un largo viaje, llegarán a Reikiavik, ciudad cercana al Snæfellsjökull, volcán por el que tendrán que introducirse para alcanzar el corazón terrestre, siguiendo las indicaciones de Saknussemm. Allí contratan a Hans, un guía que les acompañará a lo largo de su odisea. Equipados con víveres, herramientas, armas, instrumentos y un botiquín, emprenden el viaje hacia el volcán. Axel y su tío viajan montados en caballo, y el guía los precede a pie. La mayor preocupación de Axel es saber qué ocurriría si el volcán se despertase mientras ellos estuvieran dentro de él. Emprenden el asalto del Sneffels por caminos difíciles. La marcha es penosa, pero al fin alcanzan la cumbre del Snæfellsjökull.

Comienzan el descenso dentro del cono del volcán. En el fondo del cráter, se abren tres chimeneas. Siguiendo una vez más las instrucciones dejadas por el alquimista en el pergamino, averiguan cuál de las tres chimeneas es la que conduce al centro de la Tierra: aquella que la sombra del pico Scartaris acaricie antes de las calendas de julio. Por medio de una cuerda, se van deslizando y bajan así 2.800 pies en once horas. Allí improvisan una cama para dormir y recuperar fuerzas.

A la mañana siguiente, siguen hundiéndose en las entrañas del Globo dejándose caer por pendientes inclinadas, formadas por lava seca que tapiza el interior del cráter. Después de descender durante siete horas seguidas, deciden tomarse un descanso hasta las seis de la mañana siguiente. Descienden seis horas más y llegan al fondo de la chimenea, donde se encuentran con dos caminos. El profesor Lidenbrock decide tomar el del Este, y tal camino resulta ser el erróneo, pues al tercer día se quedan sin agua y han de retroceder para ir hacia el Oeste.

Esperan encontrar algún manantial y así coger agua para sobrevivir, pero no se oye ni un murmullo de agua. Hans, el guía que los acompaña, halla un torrente bajo las rocas. Perforan la piedra con las herramientas que llevan y consiguen agua, pero a 100º de temperatura; la dejan enfriar y de ese modo sacian su sed y llenan las cantimploras.

A la mañana siguiente, siguen su camino descendiendo y acercándose cada vez más al centro de la tierra. Axel se despista de su tío y de Hans, y se pierde en un laberinto a 30 leguas de la corteza terrestre. Desesperado, echa a correr sin rumbo y se golpea contra las rocas. Gracias a una caída providencial, llega sin sentido y ensangrentado a los brazos de su tío. Cuando vuelve en sí, ve que se encuentran junto a un mar: están en una caverna capaz de contener la cantidad de agua de un océano. Cerca de allí, hay un bosque de hongos y hallan esqueletos de animales.

Construyen una balsa, y de ese modo embarcan e inician una travesía con el fin de alcanzar nuevas salidas en las orillas opuestas. El viaje por mar se hace más largo de lo que pensaban. Durante la travesía pescarán peces extintos del género pterichthyodes y se encuentran con monstruos marinos enormes, un ictiosaurio y un plesiosaurio pero por suerte los animales están luchando entre ellos y no se percatan de la presencia de la balsa.

Axel y sus dos acompañantes continúan el viaje con su monótona uniformidad. Pasan al lado de un islote, llamado por ellos "Islote Axel", en el que hay un géiser de agua hirviendo a una temperatura de 163º.

Siguen su camino y les amenaza una tempestad, el viento sopla a una velocidad incalculable, los relámpagos no cesan, el calor aumenta. De repente ven un disco de fuego pasearse por el espacio a la velocidad de un huracán (posiblemente un rayo globular), y les arranca la vela con el mástil, y los tres amigos son arrastrados con gran rapidez hasta que la almadía choca con los arrecifes de la costa.

Axel y su tío se libran de la muerte gracias al guía, Hans, que los arranca del abismo tumbándolos en la arena de la playa. Consiguen rescatar la pólvora, la brújula, el manómetro y alimentos para cuatro meses, si bien han perdido las armas.

Con la ayuda de la brújula, comprueban su situación y ven que durante la tempestad han retrocedido en lugar de avanzar. Furioso y desafiando todos los peligros, el profesor Lidenbrock dice que han de volver a la balsa para seguir el viaje, pero antes quiere inspeccionar el lugar donde habían llegado a la deriva. Este lugar les reserva más sorpresas: un cementerio de cuerpos fosilizados en el cual hallan primero un cráneo humano y luego un cadáver entero semimomificado de la era cuaternaria .

Siguen explorando el terreno y se alejan de la orilla del mar. Llegan a un bosque de vegetación de la era terciaria con palmeras, pinos, cipreses y helechos. Debajo de esos árboles ven agitarse unos mastodontes gigantes y lo que creen un ser humano de más de cuatro metros de altura con una cabeza del tamaño de un búfalo que los pastorea como si fueran ovejas. Les parece imposible y piensan que podría ser una visión, pero huyen a gran velocidad hacia el mar, donde han dejado la balsa. En su huida encuentran un puñal que perteneció a Arne Saknussemm, el alquimista que 300 años atrás hizo ese mismo viaje al centro de la Tierra, y más adelante en una roca encuentran grabadas sus iniciales, señalándoles el camino una vez más.

Según el tío de Axel, para llegar al centro del Globo aún tienen que bajar 1.500 leguas. Para seguir el viaje deben tomar una galería, pero una roca enorme obstruye la entrada y no les permite penetrar por ningún sitio. Optan por romper la roca con la pólvora que tienen. Preparan todo, encienden la mecha y se refugian en la almadía que tienen en la playa.

Se oye un estruendo: la explosión ha provocado una especie de terremoto, y el mar arrastra la balsa en su caída. Los tres exploradores se consideran perdidos. Se dan cuenta de que suben sin cesar, están en un pozo estrecho y el agua, recobrando su nivel, los empuja hacia arriba a una velocidad violenta, y les corta la respiración; el calor se hace insoportable.

Las paredes se mueven, los vapores se condensan...: son los síntomas de una erupción, y están dentro de la chimenea de un volcán en actividad. De repente, un movimiento giratorio se apodera de la balsa, que se balancea sobre las olas de lava en medio de una lluvia de cenizas, y salen disparados por el abrasador orificio del cráter.

Cuando Axel abre los ojos, comprueba que se hallan al aire libre, en la superficie de la tierra. Pero no están en Islandia sino en la isla de Estrómboli, Italia, en pleno Mediterráneo. Habían entrado por un volcán, el Snæfellsjökull, y han salido por el Estrómboli situado a más de 1.200 leguas del primero. Un cono de prodigiosa altura, coronado de humos, se divisa hacia el poniente: es el Etna.

Axel y su tío regresan a casa. La noticia de su viaje al centro de la Tierra se había propagado por todas partes, pero nadie se había creído semejante aventura. No obstante, la presencia de Hans y varios informes llegados de Islandia cambian la opinión pública. El profesor Lindenbrock y Axel pasan a ser hombres famosos, y Hans regresa a su tierra natal de Islandia.

      


Adaptación Cinematográfica

La novela de Julio Verne ha sido llevada al cine y a la televisión en reiteradas ocasiones, desde 1955, algunas fieles al libro, otras con notables diferencias, pero manteniendo la idea original del viaje a un mundo desconocido en el interior de la tierra.

Una de mis preferidas es la de 1959, dirigida por Henry Levin, con James Mason como el profesor Oliver S. Lindenbrook, Pat Boone como Alexander 'Alec' McKuen, Diane Baker como la viuda Jenny Lindenbrook, Thayer David como Saknussemm y Peter Ronson en el papel de Hans.




      

Opinión Personal

Mi padre amaba la lectura. Tenía una gran colección de libros que cubrían los estantes del living de la casa, pero la mayoría estaban en alemán, un idioma que yo no dominaba (aún no lo hago). Pero él solía contarme las aventuras encerradas en esas amarillentas páginas, que yo escuchaba agradecida. Y cuando aprendí a leer bien, comenzó a regalarme libros para Navidad protagonizados por esos personajes que yo ya conocía. 

Uno de mis favoritos era sin duda Viaje al Centro de la Tierra. La habilidad de Julio Verne para describir en detalle los escenarios me permitió soñar despierta con esos increíbles lugares que el profesor Otto Linderbrock y Alex iban descubriendo. Aún recuerdo cómo dibujaba en mi mente las paredes llenas de gemas preciosas, o como me veía de pie frente a un gran océano encerrado en una bóveda de dimensiones inmensurables.

Pero en estos tiempos, en que todo es acción en exceso y rara vez nos detenemos para apreciar lo que está frente a nuestros ojos, puede que se convierta en un lectura lenta y a ratos un tanto aburrida, pero para mí sigue siendo un libro fascinante, que puedo leer una y otra vez sin cansarme.


      




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2 comentarios :

  1. Este libro y 20.000 leguas de viaje submarino son los que quiero leer.
    Julio Verne es un genio!

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  2. Libro leído,2 veces al igual que 20.000 leguas y Miguel Strogoff, excelentes libros

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